Tal vez en estos momentos, cualquier momento no sea poco, aunque te deje con ganas de más. Quiero que me muestres cómo te sentís, quiero mostrarte cómo me siento. Necesitamos destruir los muros. Para estar tranquilos, tenemos que eliminar las culpas. Saber que tenemos una sola vida, y que merecemos ser felices. Nadie puede ser feliz por nosotros. No deben existir escalas de valores impuestas. Esta sociedad te impone cosas que te lastiman, pero no te da las herramientas para curarte después. Lo único que importa es que estés bien contigo, y cuando te juzgues, no lo hagas con la medida de lo que creés que los demás esperan de vos. Hacelo midiendo qué te hace bien, y qué te hace mal. No busques un mecanismo de defensa. Poné tu cerebro a funcionar sólo en RAM. Eso funciona cuando es algo a corto plazo. Ya vas a tener tiempo de formatear después. Mientras, poné pausa, y usá un sistema operativo para tu vida que no interfiera con
el disco duro. Generalmente funciona eso. Los mecanismos de defensa pueden afectarte más, te arman una coraza que después que pasa el momento, no te permite distinguir qué hay detrás del muro, y te impide ver las cosas buenas que hay más allá.
Te quiero mucho, y quiero que sepas que pase lo que pase, pienses lo que pienses y hagas lo que hagas, estoy a tu lado. Estoy contigo siempre, y voy a acompañarte en lo que sea, protegerte y defenderte contra lo que sea. Y si lo que queda es un montón de escombros, con ellos vamos a reconstruirnos, y vamos a demostrar que un penique también puede tener voluntad propia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario